¿Te pasa que en las mañanas, con las prisas, apenas tienes tiempo de llevar a los niños al colegio? Ver las noticias es toda una odisea, ¡no se diga tener tiempo de preparar un buen desayuno! En la actualidad las costumbres han cambiado, porque ambos papás trabajan y las distancias son más largas. Cada vez tienen menos oportunidad de sentarse a desayunar.
Se dice que la falta de tiempo de mamá y papá hace que no les preparen buenos alimentos a sus niños, por lo que es normal recurrir a los alimentos procesados en lugar de darles un taquito de huevo, por ejemplo. Buscan galletas o barritas integrales para que se las vayan comiendo en el camino. No significa que este tipo de alimentos sea malo, ¡al contrario! es práctico de transportar, contiene azúcar y representa una fuente de carbohidratos para que los niños tengan energía en la mañana, pero no se considera un desayuno completo. El problema es que por la falta de tiempo es más fácil darles una barra energética que hacer un huevo o quesadillas.
La solución es cambiar la cultura de la alimentación y organizarte para que tus hijos coman sanamente.
Un desayuno balanceado debe incluir carbohidratos, proteínas y grasas, así como frutas y verduras. Por ejemplo, los carbohidratos los encuentras en pan, tortilla y cereales; las proteínas en huevo, jamón, salchicha, y las grasas en lácteos, quesos y yogur.
La combinación de los tres nutrientes es indispensable para comer balanceado, sólo hay que tomar en cuenta las porciones. Recuerda que el estómago del niño es pequeño, así que las cantidades de alimentos no deben ser más grandes que su puño. Si le das porciones exageradas, aunque balancees sus comidas, comerá demasiado y eso lo hará engordar.
En las mañanas los niños necesitan una buena dosis de carbohidratos porque son la fuente principal de energía que los ayuda a desempeñarse bien mentalmente en la escuela.
Los carbohidratos son importantes en el desayuno, porque ponen a circular la glucosa en la sangre sin comprometer las reservas del organismo. Procura darles de desayunar en la primera hora después de levantarse para evitar que el organismo se estrese por falta de alimento. Tal vez te costará trabajo que coman, sobre todo los más pequeños, porque van a tener más sueño que hambre, pero tan pronto como puedas rompe el ayuno, ya que el organismo considera el ayuno como un estrés metabólico, ante esta situación libera cortisol, considerada la hormona del estrés, que sumada al estrés de la escuela por tareas y exámenes pueden aumentar sus niveles en el organismo.
Cuando no se desayuna, el cortisol hace que el organismo libere glucosa a la sangre para enviar energía a los músculos, pero el metabolismo se frena. Al ser la única proveedora de glucosa del cerebro, esta hormona tratará de conseguirla a como dé lugar, destruyendo proteínas musculares, ácidos grasos y cerrando la entrada de glucosa a otros tejidos.
El ayuno hoy en día es un camino fácil hacia la obesidad, pues los niños que no desayunan acostumbran a su cuerpo a no comer.
Esta condición lleva a un mal manejo de la glusoca en la sangre, lo que puede derivar en obesidad infantil e incluso diabetes. Los niños son de hábitos y hay que formales esos hábitos. Así como aprenden a hablar repitiendo las palabras, aprenden a comer saludable si todos los días les das comida sana.
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