
Desde su nacimiento, Jael ha enfrentado retos. Su madre, quien vivió un embarazo de alto riesgo debido a la diabetes, recuerda el momento en que lo vio por primera vez con incertidumbre, sin saber cómo podría alimentarlo o cuidarlo.
“Al principio me preguntaba cómo le iba a dar de comer. Como no tenía paladar, no podía usar biberón, así que lo alimenté con una jeringa. Luego, con paciencia, fui encontrando la manera de ayudarlo a crecer fuerte”, comparte su madre.
A los 18 meses, Jael recibió su primera cirugía de labio, aunque aún necesitaría más procedimientos que lo ayudaran a terminar su tratamiento. Con el crecimiento, comenzaron los comentarios de sus compañeros y el dolor del rechazo.
“Él me decía que se burlaban de él en la escuela y eso le dolía. A veces respondía con enojo, pero yo siempre le decía que no peleara, que mejor hablara con su maestra. Hubo momentos en los que quise sacarlo de la escuela porque no soportaba verlo sufrir”, relata su madre.
Cuando la fe encuentra recompensa
En medio de estas dificultades, apareció una luz en su camino: una maestra que lo apoyó y que incluso después de cambiar de escuela siguió pendiente de él. Fue ella quien le habló a la mamá de Jael, sobre las jornadas de cirugías gratuitas del programa “Dibujando Sonrisas” de CHRISTUS MUGUERZA.
“Cuando supe de la oportunidad, sentí mucha emoción. No tenía claro cómo viajar hasta aquí, pero le dije a mi familia: ‘Vamos a hacer todo lo posible para que Jael tenga su cirugía’. Mi esposo dudaba porque había mucha gente esperando, pero yo tenía fe en Dios”, recuerda.
Esa fe tuvo recompensa, y Jael fue aceptado como candidato para cirugía de labio en CHRISTUS MUGUERZA Hospital Faro del Mayab. Cuando los médicos le confirmaron que sería operado, él, con una gran sonrisa, respondió: “Está bien, que me operen para que ya no me vuelvan a decir nada sobre mi boca”.
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Lo mejor está por venir
Hoy, Jael está lleno de ilusión. Su madre no puede contener la emoción de verlo sonreír con más confianza y esperanza en el futuro.
“Mi mayor deseo para él es que sea feliz, que no le importe lo que digan los demás y que siempre luche por lo que quiere”, dice su madre con firmeza.
Jael es un niño alegre, juguetón y querido por su familia. Aunque el camino no ha sido fácil, su historia es un recordatorio de la importancia de la inclusión, el respeto y la oportunidad de transformar vidas a través de la medicina y la solidaridad.
En CHRISTUS MUGUERZA, a través del programa “Dibujando Sonrisas”, seguimos comprometidos en brindar esperanza y una nueva oportunidad a niños como Jael, porque sabemos que cada sonrisa dibujada los acerca hacia un futuro más saludable.