Las sorpresas llegan todos los días, todo el tiempo, en un momento. Así fue la llegada de Barbie a este mundo, donde su familia ya la esperaba.
Gaby es mamá de la pequeña Barbie. Durante la semana 27 de embarazo, se dieron cuenta de que la bebé no crecía lo suficiente, lo que generaba la posibilidad de un nacimiento prematuro. Aunque la noticia fue inesperada y preocupante, Gaby y su familia se llenaron de fuerza y esperanza, preparándose para recibir a Barbie antes de lo previsto, con todo el amor y los cuidados necesarios.
Cambio de planes
A las 30 semanas, recostada en su casa y sin esperarlo, Gaby “rompió fuente”, por lo que fue llevada de inmediato a CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad, donde Barbie nació de emergencia.
Al nacer de forma prematura, Barbie tuvo que ser trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). En ese momento todo era confusión para Gaby, una experiencia muy difícil de atravesar: “cuando vives fuera de ese tema, eso no existe en tu mundo, no está en tu realidad y no sabes la cantidad de gente que está ahí, todos los casos que se viven.”
La pequeña estuvo por 15 días en UCIN esperando una evolución favorable. La espera se convirtió en una montaña rusa de emociones para Gaby y toda su familia, pero fue la fe lo que los mantuvo fuertes y con esperanza de recibir buenas noticias todos los días.
“Todos los días pasan cosas distintas, todos los días es algo nuevo y no te queda nada más que tener fe, tener fe en que va a pasar, en que vas a recibir un milagro, en que las cosas van a mejorar.” Menciona Gaby.
Para los papás de Barbie todo era nuevo. Ella era una bebé prematura que pesaba tan solo 900 gramos, de tal manera que cambiar su pequeño pañal, darle de comer o cargarla era diferente que con cualquier otro bebé.
Tiempo de espera
La paciencia fue el mejor aliado de Gaby, “Tienes que aprender a ser paciente. Aprender a ser paciente con todo ese proceso porque también aprendes, que, a pesar de estar en las mejores manos, de estar en el mejor hospital con los mejores doctores, no necesitas más que tiempo y pues el tiempo es algo que no puedes comprar”, reflexiona.
Vivir la recuperación de Barbie no fue cosa fácil, fue un choque de realidad y de emociones, pero tenerla en sus brazos hizo que todo valiera la pena, “nunca se me va a olvidar la primera vez que yo pude cargarla. Es que parecía de juguete, no lo puedes creer, que cómo un bebé te cabe en la palma de la mano; cómo es que está viva en esas condiciones.”
De la UCIN a la casa
El momento más esperado de este viaje estaba por llegar, después de un nacimiento prematuro y una larga estancia en la UCIN, era hora de que Barbie dejara el hospital para ir a casa junto a su familia. Sus papás no podían creer que pronto estarían fuera del hospital, listos para comenzar una nueva vida junto a su bebé. Gaby recuerda: “yo no quería decirle a nadie porque yo dije, no, yo voy a creérmela hasta que esté en la banqueta con mi bebé en los brazos, hasta que ya me la pueda llevar. Entonces, pues estaba incrédula.”
Una vida feliz
Barbie tiene 5 años y “es una niña sumamente sensible y muy amorosa, muy tranquila”, así la describe su mamá. Y el deseo más grande para su hija es que simplemente sea feliz.
Gaby agradece a todo el equipo del hospital por estar siempre presentes con un trato cálido y humano, reconociendo especialmente al equipo de enfermería que la acompañó durante el inesperado nacimiento prematuro de Barbie. “Las enfermeras sabían todo lo que estaba pasando y sentía que eran muy empáticas, me trataban con mucha paciencia y tacto,” menciona Gaby.
El recién nacido prematuro es el bebé que nace antes de completar la semana 37 de gestación y según la Organización Mundial de la Salud, se estima que, en 2020, 1 de cada 10 nacimientos fueron prematuros.