La salud mental en los trasplantes: un acompañamiento desde el corazón

En CHRISTUS MUGUERZA, la atención médica va más allá de la ciencia. En cada hospital del sistema, los pacientes y sus familias que viven un proceso de trasplante reciben acompañamiento psicológico y humano. Este apoyo no solo forma parte del protocolo clínico, sino de la vocación de cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu con empatía, esperanza y fe en la vida.

 

Evaluar más allá del diagnóstico

Cada proceso de trasplante es distinto y requiere una valoración psicológica adaptada a su naturaleza. “Esto nos lo pide CENATRA como protocolo, sin embargo, la verdadera importancia que le damos es para detectar si el paciente es candidato a nivel psicológico y sobre todo el detectar áreas de mejora”, explica Yessica Padilla, tanatóloga de CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad.

 

“Si un paciente ya tiene cuestiones de ansiedad o depresión, y no es detectado, al momento del trasplante puede que sea un factor para que detone esta sintomatología. Entonces también damos esa preparación que hacemos a nivel preventivo.”

 

El proceso incluye una entrevista, una valoración y estrategias para prevenir ansiedad, depresión o estrés, además de atender posibles conflictos familiares. “En el tema de trasplante de médula ósea, como pasan por un periodo de aislamiento, pues obviamente cualquier persona en aislamiento tanto tiempo produce mucho malestar emocional. Entonces también actuamos con la estrategia de que en su habitación tengan la disposición de la televisión, revisen qué programas les gustan o si disfrutan leer o escuchar música, para producir el mayor bienestar posible.”

 

La mente también influye en la decisión médica

La valoración psicológica también se realiza para los donadores. “Le hacemos entrevistas a los donadores para asegurarnos que no exista presión, buscamos una donación de forma altruista, sin coacción alguna que pueda interferir en el proceso.”

 

Padilla explica que en algunos casos es necesario tomar decisiones éticas. “Si el hermano no quiere donar, nada más porque se siente presionado, ahí lo detectamos y por cuestiones de bioética decimos no. Ambos, tanto el receptor como el donador deben querer hacerlo.”

 

La salud mental también puede determinar si un paciente continúa o no con el proceso. “Un no rotundo para que se evite el proceso sería que la persona manifieste trastornos mentales severos, como esquizofrenia, o personas que tengan un riesgo de suicidio muy alto, o que no se encuentren conscientes.”

 

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El papel de la red de apoyo y la familia

El entorno familiar influye directamente en el bienestar del paciente. “Este es otro punto muy relevante, porque al final de cuentas es el ambiente en el que se desenvuelve el paciente. Si existe una adecuada red de apoyo, es decir, que estén a la disposición de ayudar de una forma amable, sin invadir.”

 

Padilla advierte que tanto la sobreprotección como la falta de acompañamiento pueden afectar la recuperación. “A veces ocurre que la familia, por querer ayudar, son muy invasivos y dicen: ‘yo te baño, yo te hago de comer’, y eso limita al paciente. Pero también puede pasar lo contrario, que la familia diga ‘hazle como puedas’, o se nieguen a hablar de las emociones. Por eso también es importante involucrar a la familia para apoyarles con herramientas que les permitan intervenir correctamente con el paciente.”

 

Después del trasplante: sanar también el alma

Una vez realizado el trasplante, la atención psicológica continúa. “Lo que más se presenta es el tema de la ansiedad, porque hay quienes tienen mucho temor a enfrentarse a un procedimiento quirúrgico, o a estar en un quirófano”, comenta. “También está la expectativa de si el cuerpo va a aceptar el órgano. El desafío comienza desde que le hacen el diagnóstico, por eso es muy importante que el paciente, desde ese momento, tenga acompañamiento psicológico.”

 

Padilla comparte que muchas veces el miedo se mezcla con la tristeza y la culpa. “A veces los pacientes dicen: ‘esto me pasó por no cuidarme’ o ‘Diosito me está castigando’. Entonces es importante involucrar al equipo espiritual y pastoral en estos procesos.”

 

“Muchos pacientes dicen: ‘yo lo hago por mis hijos, por mi esposa, por mi familia’. Eso es lo que me motiva. Y verlos motivados, recuperando su calidad de vida, eso es lo que produce una mayor satisfacción, para ellos y para el equipo de salud.”

 

Un acompañamiento desde el corazón

El trabajo del equipo psicológico y tanatológico se entrelaza con el de médicos, psiquiatras, enfermería y nutrición. “No nos limitamos a ver solo el bienestar emocional. Si el paciente dice: ‘estos alimentos ya no me agradan mucho’ o ‘me aburrí de lo mismo’, hacemos enlace con nutrición. Buscamos el bienestar integral.”

 

Padilla resume el espíritu de la atención humanizada en CHRISTUS MUGUERZA: “No están solos. Los acompañamos desde el corazón. No lo hacemos de manera mecánica; vemos por los receptores, los donadores y las familias. Sabemos que a nivel emocional pueden revolverse muchas cosas, pero estamos aquí para apoyarles en todo lo que esté en nuestras manos. Y recordarles que no son las enfermedades, siguen siendo personas, y que es muy importante seguir con la atención humanizada.”

 

En CHRISTUS MUGUERZA, el Programa de Trasplantes representa un compromiso con la vida y con el acompañamiento integral de cada paciente. Cada intervención es un acto de amor y esperanza, posible gracias a la generosidad de quienes deciden donar.

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