
El año pasado, Arturo y Ayano acudieron al Hospital CHRISTUS MUGUERZA Altagracia para una consulta que creían de rutina. Sin embargo, lo que parecía un día normal se transformó en una de las experiencias más intensas y significativas de sus vidas.
A las 32 semanas de embarazo, Ayano tuvo que ser internada de emergencia. Como mamá primeriza, enfrentaba la incertidumbre y el temor natural de no saber qué sucedería con su bebé.
Con apenas un kilo de peso, el pequeño Kento llegó al mundo. El primer encuentro con su hijo fue impactante: “Era muy pequeño, frágil, lleno de cables, sensores y mangueras… nunca estás preparado para ver así a tu bebé”, recuerda Arturo conmovido.
En medio del desconcierto, el equipo médico y de enfermería les transmitió la confianza que necesitaban: estaban en las mejores manos.
Programa Mamá Canguro: un lazo que da vida
Uno de los momentos más significativos para Ayano fue vivir el Programa Mamá Canguro, guiada por la enfermera Viviana Rangel.
Este programa, indicado por el neonatólogo cuando el bebé se encuentra en condiciones clínicas adecuadas, consiste en mantener contacto piel con piel durante varias horas al día. Con ello se fortalece el vínculo madre-hijo, se favorece la lactancia, se reduce el estrés y, sobre todo, la madre se siente empoderada en el cuidado de su bebé.
Ayano recuerda con gratitud cómo, durante esas horas, aprendió a cargar, cambiar, bañar y alimentar a Kento, siempre con la orientación paciente y cercana de Viviana.
Un apoyo que perdura en el tiempo
Para Arturo, la presencia de Viviana fue sinónimo de paz: “Ella tiene una manera muy especial de hacerte sentir tranquilo cuando interactúa con el bebé y con nosotros. Esa fue una de las principales razones por las que decidimos nominarla”.
Lo que más conmovió a la familia fue que, incluso después del alta de Kento, Viviana siguió al pendiente de su evolución: “Te agradecemos también haber estado al pendiente y seguir estando al pendiente de él como lo haces. Fuiste una persona muy importante para nosotros. Lo sigues siendo y échale muchas ganas. Esperamos verte pronto. Muchas gracias”, expresan con emoción.
Hoy, cada palabra y recuerdo de Arturo y Ayano transmite la profunda gratitud hacia la enfermera que, más allá de su labor profesional, les regaló calma, confianza y un vínculo que perdurará por siempre.
La llegada prematura de Kento fue un reto lleno de incertidumbre, pero el acompañamiento cercano y paciente de Viviana dio a Ayano la confianza necesaria para descubrirse como madre y cuidar de su hijo con amor y seguridad.
Este es el espíritu que celebra el Premio DAISY, un reconocimiento internacional que distingue a las enfermeras y enfermeros cuyo compromiso y calidez dejan huella en la vida de los pacientes y sus familias.
Si alguna vez, como Arturo y Ayano, sentiste paz y fortaleza gracias al cuidado de una enfermera o enfermero en CHRISTUS MUGUERZA, te invitamos a nominarlo al Premio DAISY y unirte a este homenaje a quienes hacen de la enfermería una verdadera misión de esperanza.