La adopción: Una espera que vale la pena

la hisotria de karla y su esposo a través de la adopción.
la hisotria de karla y su esposo a través de la adopción.

Desde que eran novios, Karla y su esposo hablaban de su futuro y soñaban con formar una familia. Nunca imaginaron que ese deseo los llevaría a convertirse en padres por adopción, dando un nuevo significado a su historia juntos.

 

Con el tiempo, se casaron y comenzaron a construir una vida juntos. Fue entonces cuando los médicos les confirmaron que no podrían tener hijos por la vía natural. Lejos de derrumbarse, lo tomaron como una señal; Karla recuerda haber pensado: “O sea, que nuestro camino es definitivamente ser papás por adopción”.

 

El inicio de un nuevo camino en Casa Cuna Conchita

En 2018, en su búsqueda, Karla encontró en internet a Casa Cuna Conchita y así inició su camino hacia la adopción.

 

Tras acercarse a este centro de adopciones y a los pocos meses de comenzar el proceso, volvieron para una cita formal.

 

Ese día, mientras esperaban, vieron salir a una pareja radiante, con una felicidad indescriptible. Aquellos padres les contaron que acababan de conocer a su bebé, “Esto es real”, pensaron Karla y su esposo, “pronto, esos vamos a ser nosotros”.

 

El encuentro que lo cambió todo

Comenzaron el curso para padres en agosto de ese año, donde conocieron a otras parejas con historias similares. Un espacio en el que se sintieron comprendidos. “Cuando conocimos a las personas del grupo pensamos, esta es nuestra gente”, recuerda Karla.

 

Durante el proceso, las emociones eran intensas y contrastantes: esperanza, tristeza, enojo, ilusión. “¿Por qué a ellos sí y a mí no?”, se preguntaban cuando otras parejas eran llamadas. Pero el tiempo les enseñó que todo llega cuando debe llegar.

 

Hasta que un día, Karla y su esposo fueron invitados a grabar un podcast en Casa Cuna Conchita. Al final de la grabación, les entregaron una caja de regalo, Carla pensó que se trataba de un muñeco de peluche o un recuerdo simbólico por su participación; pero al abrirla, encontraron un globo con la leyenda “It’s a girl”, es una niña.

 

En ese instante, una enfermera entró con Natalia en brazos, “fue como encontrar a mi alma gemela”, comparte Karla con profunda emoción. “La vi y dije, es que tenías que ser tú, ¿verdad?, eras tú definitivamente quien nos hacía falta”. La conexión fue instantánea.

 

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El regalo más grande

Su presencia se integró con tal naturalidad, que parecía que siempre había estado ahí. “No sentimos que nos costara. Desvelos, cambios de rutina… todo valía la pena por tenerla con nosotros”, cuenta Karla.

 

 “Vi otra faceta de mi esposo que no había visto nunca y no, no, yo sabía que él iba a ser un excelente papá, pero verlo con Natalia, cómo la cargaba, cómo le daba de comer, le cambiaba el pañal, todo fue así como que me enamoré más de él”, expresa Karla.

 

Natalia llegó justo en Navidad, fue su regalo más esperado. Compartieron su llegada con sus familias a través de una videollamada. Desde el primer instante, Natalia fue recibida con amor incondicional por toda la familia y amigos.

 

“Eras tú”: el camino que debía de ser

Hoy, Karla describe su vida como plena. “Definitivamente, como dice el logo de Casa Cuna, la adopción es un acto de amor. Tanto de la mamá biológica como de la mamá adoptiva. Ser mamá por adopción es muy gratificante”, comparte.

 

“Para mí es lo mejor. No me imagino ni me veo siendo mamá de otra forma. Este era el camino que tenía que tomar”, concluye.

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