Cuando estaba por cumplir tres años, la vida de Lucca dio un giro inesperado. Desde su nacimiento, sus anginas eran muy grandes y le provocaban infecciones frecuentes, acompañadas de malestares que preocupaban a su familia.
Esa semana, todo se complicó: “El martes ya se puso muy malito, le dolía el pecho y no podía respirar, y pues nos espantamos”, recuerda Lulú, su abuelita.
Ese día, solo estaban ella y su esposo en casa, mientras la mamá de Luca trabajaba. Sin pensarlo dos veces, lo llevaron de inmediato a Hospital CHRISTUS MUGUERZA Altagracia.
“A la entrada de urgencias nos atendió una doctora y nos dijo: ‘No, este niño ya viene deshidratado’, y aparte ya no podía respirar, traía ya deficiencia respiratoria”, relata Lulú con emoción al recordar aquel momento.
Un cuidado que deja huella
En ese instante conocieron a Jesica del Rocío Santos, enfermera de la Unidad de Urgencias Pediátricas, quien los acompañó con dedicación desde el ingreso hasta el tratamiento inicial.
Después de realizar algunos estudios, el doctor Arturo Estrada confirmó el diagnóstico: Lucca tenía líquido en los pulmones.
Para Lulú, el acompañamiento de Jesica marcó toda la diferencia: “Sí le agradecemos a Jessi porque la verdad es muy amable, inspira confianza y sobre todo a Lucca… ¿cómo te decía Jessi?” pregunta Lulú con ternura. Con una sonrisa, Lucca responde: “Que soy muy valiente.”
Durante los cuatro días de hospitalización, Jesica no solo estuvo pendiente de su cuidado, también se tomó el tiempo de jugar con él para darle tranquilidad. “Me daba confianza y aparte jugaba conmigo”, recuerda el pequeño. Esa conexión especial motivó a la familia a nominarla al Premio DAISY, un reconocimiento internacional que honra a las enfermeras por su extraordinario cuidado.
“Vimos la convocatoria donde decía que si tenías un enfermero o enfermera que votáramos por él para que recibiera un reconocimiento… creo que Jessi sí se lo merece”, afirma Lulú con convicción.
La calidez que se siente como en casa
La experiencia de Lucca y su familia en el hospital dejó una huella profunda. “Este hospital marca la diferencia porque se siente una calidez, así como si llegara uno a su casa… todos los que trabajan aquí, así como que te abrazan y te apapachan y se siente uno muy bien”, comparte Lulú emocionada.
Al final de la entrevista, Luca quiso dedicarle un mensaje especial a su enfermera:
“Hola, Jessi, soy yo, Lucca. Espero que sí te acuerdes de mí. Estuve enfermo y me ayudaste en todo en el hospital. Muchas felicidades, que te ganaste este premio. Nos da mucho gusto y sigue adelante. Felicidades, Jessi. Adiós.”
Con esas palabras llenas de ternura, la familia cerró una experiencia difícil que, gracias al cuidado y la calidez recibidos, se transformó en una historia de gratitud y esperanza.
La historia de Lucca refleja cómo, en los momentos más difíciles, la entrega y el trato humano de una enfermera pueden marcar toda la diferencia. Jesica no solo cuidó de su salud, también le dio confianza, juego y valor para enfrentar su hospitalización.
El Premio DAISY reconoce precisamente a enfermeras y enfermeros que ofrecen este cuidado extraordinario, transformando la experiencia hospitalaria en un recuerdo de esperanza y gratitud.
Si como Lucca y su familia, tú también has vivido la dedicación de una enfermera o enfermero en CHRISTUS MUGUERZA, te invitamos a nominarlo al Premio DAISY y honrar a quienes hacen de su vocación un verdadero regalo de vida.
