Donación de órganos: Un regalo para toda la vida

Después de 4 años de asistir a hemodiálisis a causa de insuficiencia renal crónica, Anabel recibió un trasplante de riñón que le ayudó a mejorar su salud y a seguir adelante con sus planes de vida.

Hace poco más de cuatro años, tras un diagnóstico de insuficiencia renal crónica y un estado de salud deteriorado, Anabel ingresó a CHRISTUS MUGUERZA Hospital Sur donde el Dr. Marcelo Arellano decidió que la hemodiálisis era el siguiente paso en su tratamiento antes de buscar un trasplante de riñón para ella.

Para Anabel, ingresar a hemodiálisis fue un proceso difícil de aceptar, pero recuerda cómo todo el equipo responsable del área la apoyaban, lo que le dio fuerza y ánimo para seguir adelante.

“Las personas que están ahí tienen una calidad humana hermosa que te ayudan a aceptar la enfermedad, te ayudan a aceptar el proceso; pero no nada más es aceptar, te acompañan en el proceso de hemodiálisis”.

El cuerpo de Anabel estaba listo y era momento de comenzar con el protocolo para realizar un trasplante renal. Una vez más sentía miedo e incertidumbre, pero a pesar de ello, seguía adelante. Para ella, el acompañamiento de los equipos de Psicología y de Pastoral fueron clave, “me ayudaron y me motivaron a mantener mi fe y a aceptar la espera de un donante”.

El momento tan anhelado llegó la madrugada de un miércoles. Aproximadamente a la una de la mañana sonó el teléfono, cuando contestó escuchó a su médico con una gran noticia: había un donante. La emoción no cabía en ella; recuerda: “fui, abracé a mis hijas, las desperté: ¡llegó el trasplante!, ¡llegó el trasplante! Me despedí de ellas con un beso, desperté a mi esposo y nos vinimos al hospital”.

Para Anabel, el momento en que despertó después del trasplante fue el día más feliz de su vida porque sintió que podía volver a vivir, que podía volver a estar sana, que podía volver a correr y que podía volver a disfrutar la vida tanto como lo había deseado.

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Han pasado 5 meses desde su trasplante y hoy todo lo que siente es agradecimiento hacia el equipo médico y personal del hospital que estuvieron junto a ella en los momentos más complicados, a quienes describe como una gran familia que la cobijó en tiempos difíciles y de dolor, pero que también celebraban cada victoria y alegría durante su proceso.

Pero, sobre todo, agradece a su donante e invita a las personas que están sanas a darse cuenta de que pueden dar vida a través de la donación de órganos, a dejar un legado aquí en la tierra.

“Soy una persona que tiene 44 años, que tiene dos hijas y que las estoy viendo crecer gracias a un trasplante, gracias a unos padres que donaron. Es algo sumamente hermoso”, concluye Anabel.

La donación es un acto de empatía y solidaridad. Tú también puedes convertirte en uno a través de la Tarjeta de Donador Voluntario, la cual es expedida por el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) desde su sitio web.

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