La varicela es una enfermedad común en niños menores de 12 años causada por el virus varicela zóster. Se caracteriza por la aparición de ampollas en todo el cuerpo, las cuales causan comezón. Éstas pueden ir acompañadas por síntomas gripales, como fiebre, dolor de cabeza o de garganta. La varicela es muy contagiosa, por lo que se recomienda que los niños permanezcan en casa hasta que desaparezcan los síntomas. Típicamente, los síntomas de la varicela duran alrededor de una o dos semanas y, por lo general, desaparecen por sí solos. Sin embargo, el virus de la varicela permanece en el cuerpo y puede volver a aparecer décadas después en la forma de culebrillas.
Prevención
Además de evitar el contacto físico con personas que padecen varicela, se recomienda que los niños sean vacunados contra el virus a los 12 o 15 meses de vida y que reciban una vacuna de refuerzo a las 4 o 6 años. Esto ayuda a que no contraigan el virus y, en caso de que lo contraigan, tengan menos posibilidades de que se manifiesten formas moderadas o graves de infección. Los niños que han sido vacunados presentan síntomas más leves. Las personas sanas que ya contrajeron el virus no necesitan de la vacuna.
Tratamiento
En general, la varicela no necesita tratamiento, salvo para disminuir las molestias causadas por los síntomas. Sin embargo, a veces las ampollas se infectan por rascarse, por lo que el doctor puede recetar antibióticos para combatir la infección. A veces el doctor puede recetar a las personas en riesgo de complicaciones algún antivirus. Por ello es muy importante que, en caso de sospechar que sus hijos o tú tienen varicela, consultes con tu médico para determinar el mejor tratamiento.
Sigue estas recomendaciones, evita complicaciones y disminuye las molestias causadas por la varicela:
- La loción de calamina es muy efectiva para disminuir la comezón. No apliques en el rostro.
- Prepara baños de agua fría o tibia cada tres o cuatro horas. Seca suavemente sin frotar.
- Prepara comidas frías y fáciles de digerir. Evita comidas muy ácidas o saladas.
- Nunca uses aspirina para aliviar los dolores. Esto puede causar complicaciones severas.
- Evita rascarte o que tu hijo se rasque. Puedes ponerle guantes para evitar que se rasque en la noche.
- Córtate las uñas y manténlas limpias para disminuir las posibilidades de infección por rascarse.
- Infórmate y pregunta a tu médico acerca de otros métodos para disminuir la comezón.
Como nota final, siempre es necesario consultar primero con tu médico para determinar si se necesitan otros tratamientos, sobre todo si ve que tu hijo tiene dificultades para respirar, se le dificulta ver luces brillantes, dolores de cabeza intensos, dificultad para despertarse, mareos graves, vómito, cuello rígido o cualquier síntoma extraño o grave que se presente.