Hace poco menos de 3 años, estando en el Parque Ecológico Chipinque en la ciudad de Monterrey, me tocó ver a un señor de unos 50 años que iba con su hijo en bicicleta. Yo estaba en una banca, sentado, agotado de haber llegado hasta ahí caminando. Tratando de recuperar el aliento.
Entonces me di cuenta que, si seguía con los mismos hábitos, nunca podría hacer algo así a mis 50 años. Para ese entonces yo ya fumaba entre 15 y 20 cigarros al día.
El lunes siguiente, con ese recuerdo muy presente, decidí dejar el cigarro y comenzar a hacer ejercicio. Salí a “correr”… y lo pongo entre comillas porque quizá habré corrido 2 o 3 camellones, unos 500 metros cuando mucho, y me encontré a algunos amigos, la mayoría de ellos sorprendidos de verme ahí. Podían imaginarme haciendo cualquier cosa, menos corriendo. Llegué a la cama habiendo conquistado mi primer día sin cigarro: el primero desde hacía más de 10 años.
Martes, de nuevo a correr. Los mismos 2 o 3 camellones. Para mí representaba un esfuerzo tan grande como el de correr un Maratón. Para finales de esa misma semana ya me había propuesto correr sin descanso poco más de 1km. Me tomó más de 5 días lograrlo. ¿Qué tan contaminados no estarían mis pulmones que ni siquiera podían con ese esfuerzo? Una semana sin fumar, 1 kilómetro corrido.
A partir de entonces un hábito reemplazó al vicio. Los mismos amigos que se habían sorprendido de verme corriendo me ayudaban a correr cada día un poco más: “Ándale, vente, ya sólo faltan 500 metros y llegamos, llega al bebedero y ahí descansas”. Quería hacer una fiesta el día que corrí mis primeros 5 kilómetros. Me invitaron a formar parte del CHRISTUS MUGUERZA Running Team, éramos poco menos de 10 personas y teníamos el beneficio de una entrenadora que nos ayudaba a llegar a nuestra meta. El primer reto fue un 10k en octubre de 2010.
Seguí corriendo. Tan pronto cruzas la primera meta te dan ganas de bajar tus tiempos: “El siguiente 10k lo tengo que hacer al menos en un minuto menos”. Compré una bicicleta y más tarde empecé también a nadar. Para abril de 2011 hice mi primer triatlón: 1.5 kilómetros de nado, 40 kilómetros en bici y 10 kilómetros corriendo. Una semana después de terminarlo, la entrenadora del CM Running Team me convenció de inscribirme al Ironman de MontTremblan que sería en agosto de 2012. Esta carrera es la “meca” de los triatlones: 3.9 kilómetros de nado, 180 kilómetros en bici y 42.195 metros corriendo; todo en menos de 17 horas. Faltaba más de un año.
El 19 de agosto de 2012 llegué a la línea de salida de mi primer Ironman después de todo un proceso de entrenamiento. Vueltas y vueltas a la alberca, horas y horas sobre la bicicleta, y correr suficientes veces como para memorizar cada poste y cada banca del lugar donde corría. Detrás de esa meta hay muchos aprendizajes: para mí, el mayor de ellos fue darme cuenta de que tengo la capacidad de cambiar lo que soy una y otra vez, siempre para ser mejor.
Por muchos años mi respuesta hacia el cigarro fue “así soy yo, fumo porque me gusta”. Me hacía daño, huele horrible, cuesta muchísimo, y ni se diga el impacto tan negativo que tuvo en mi salud. Todo este proceso me ayudó a darme cuenta de que crear un hábito y dejar un vicio en realidad sólo es cuestión de decisión. ¿Así somos? A lo mejor sí… hasta que queremos ser alguien diferente.