La influenza es una enfermedad viral sumamente contagiosa que puede presentarse con mayor intensidad durante los meses de octubre a mayo. La mayoría de las personas suelen recuperarse en un lapso de 3 a 7 días. Sin embargo, los resultados graves de la infección por influenza pueden terminar en hospitalización o incluso en la muerte.
Los grupos vulnerables como los adultos mayores, niños pequeños y las personas con enfermedades crónico-degenerativas (pulmonares, cardiacas, renales o diabetes) pueden presentar complicaciones graves como neumonía, exacerbación de cuadros bronquíticos y/o asmáticos, sinusitis y otitis media.
Aunque generalmente la influenza estacional puede ser confundida con un resfriado común, no son lo mismo. Ambas enfermedades son respiratorias agudas y tienen síntomas comunes, sin embargo se trata de diferentes virus. La mejor manera de salir de dudas es visitar a tu médico lo más rápido posible si presentas alguno de los siguientes síntomas:
- Fiebre, generalmente por encima de los 39° C
- Dolor de cabeza
- Dolor muscular intenso
- Fatiga extrema
- Tos seca
- Dolor y/o ardor de garganta
- Congestión nasal
- En los niños pueden presentarse otros síntomas como náuseas, vómito y diarrea.
La mejor herramienta para combatir esta enfermedad es la prevención, por eso te recomendamos seguir estas indicaciones:
- Evita los cambios bruscos de temperatura y abrígate bien al salir.
- Come frutas y verduras ricas en vitamina A y C como naranja, mandarina, lima, limón, piña, papaya, guayaba, melón, frutos secos, etc.
- Lávate las manos frecuentemente, especialmente después de tener contacto con personas enfermas.
- Evita en lo posible la exposición a contaminantes ambientales, además evita fumar en lugares cerrados, cerca de niños, adultos mayores o personas enfermas.
- Vacúnate, esta es la mejor forma de prevenir la enfermedad. Visita a tu médico de confianza quien te informará si eres candidato a ser vacunado.
Si ya contrajiste la enfermedad, sigue estas recomendaciones, cuídate y protege a los que te rodean:
- No te automediques, evita el uso de medicamentos como aspirinas o similares que contengan ácido acetil salicílico, ya que puede causar daños en el hígado de la persona enferma, especialmente en niños. Controla la fiebre mediante compresas de agua fría y si persiste el malestar, consulta inmediatamente a tu médico.
- Guarda absoluto reposo en casa, toma muchos líquidos y continúa con tu alimentación habitual.
- Evita los lugares muy concurridos como cines, teatros, bares, metro, camión, etc.
- Al toser o estornudar, cubre tu boca y nariz con pañuelos desechables y lava tus manos constantemente.
- No saludes de beso o mano, evita contagiar a otras personas.
- Los niños enfermos deberán evitar todo contacto con adultos mayores o personas con enfermedades crónico-degenerativas (pulmonares, cardiacas, renales o diabetes).
- Lava los utensilios de las personas enfermas después de comer con agua caliente y jabón para matar los microbios.
- Acude inmediatamente a tu Centro de Salud más cercano en donde puedas recibir atención médica, sobre todo si se trata de niños o adultos mayores con fiebre alta, debilidad generalizada, dificultad para respirar, tos seca persistente y dolores musculares.
Recuerda que lo más importante para recuperarte es el reposo. Mantente en casa mientras estás enfermo, de ser posible pide unos días en tu trabajo, escuela y evita los lugares con alta concentración de personas. Con esto evitarás que más personas se infecten a través de ti.
Es muy importante que no olvides cubrirte la boca y nariz al toser y estornudar. Utiliza pañuelos desechables y lávate las manos constantemente. También evita tocarte ojos, boca y nariz, ya que los gérmenes se esparcen cuando una persona toca un objeto contaminado y después se lleva las manos a la cara.