Cuando la persona que enferma de cáncer en la familia es la mamá, es necesario hacer cambios en las funciones que desempeñan los miembros de la familia. Por ejemplo, si como ama de casa hace el aseo, prepara alimentos, cuida de los niños o va de compras, para poder seguir su tratamiento debe delegar algunas de estas actividades.
Como miembro de la familia de la paciente con cáncer, es importante adoptar responsabilidades y retos en esta lucha. Es fundamental tener la disposición necesaria para cambiar algunas cosas y roles con la finalidad de poder ayudar a la persona enferma, pues mientras más información tengas acerca del cáncer y de la ayuda que puedes ofrecer, mejor podrás apoyar a la paciente. Una forma de hacerlo es acompañando a tu familiar a sus citas con el médico oncólogo para obtener toda la información necesaria directamente del doctor, las asistentes o las enfermeras para ser capaz de reconocer y manejar las necesidades y los síntomas del paciente.
Es recomendable que tomes nota de las instrucciones del médico, las citas, los resultados de los exámenes, dolores, medicamentos, síntomas y datos de todos los doctores y personas involucradas en el tratamiento. Para entender la experiencia del cáncer necesitarás paciencia, flexibilidad, valor y sentido del humor.
Sugerencias para los familiares-cuidadores
¡Cuídate tú también! Puedes llegar a sentirte físicamente exhausto y emocionalmente vaciado. El bienestar de la paciente depende del tuyo, por eso tu principal responsabilidad es cuidarte a ti mismo.
Pide ayuda cuando la necesites y llama a otros familiares o amigos para que te apoyen.
Mantén contacto cercano con el cirujano oncólogo y las enfermeras.
Date tempo para ti cada día haciendo cosas que te mantengan alejado de las responsabilidades relacionadas con la paciente.
Si el cuidado es por un período largo, procura tomar algunos días de descanso intermedios.
Escoge personas capaces de escucharte y darte apoyo.
Busca ayuda profesional.
Conserva una actitud positiva, por ti y por la persona que estás cuidando.
Sigue las indicaciones al pie de la letra.
Debes estar consciente de los efectos secundarios de los medicamentos, tales como náuseas, estreñimiento y mareos. Lo recomendables es que reportes al doctor cualquiera de estas situaciones para controlarlas a tiempo.
Debes tener a la mano los teléfonos del cirujano oncólogo para llamarlo a cualquier hora.
Haz anotaciones del dolor que siente la paciente, cuándo se presenta y cuánto dura. Escribe las preguntas que surjan para que no las olvides cuando la paciente vea al doctor.
Acompaña siempre a la paciente a sus citas con el médico.
Cómo hablar del cáncer con los hijos
Para que puedas acercarte con mayor facilidad a tus hijos y que ellos entiendan mejor, es importante que utilices un vocabulario y la información adecuada para la edad de cada uno de ellos. Siempre es mejor que escuchen las noticias por ti, sobre todo si es algo relacionado con tu Salud. En caso de que no te sientas emocionalmente preparada, pide a un familiar cercano o a algún miembro de tu equipo médico que hable con ellos.
¿Cuándo les debo decir a mis hijos?
Después de ser diagnosticada, explícales inmediatamente lo que sucede. Cuando recibas tu tratamiento, dales todos los detalles: cómo lo están haciendo, los posibles efectos secundarios en tu cuerpo y en tu estado emocional, además de los cambios que tal vez se tengan que hacer en casa. Después de que termine tu tratamiento, explícales cómo está tu Salud y los cambios que hayas vivido.
La importancia de las etapas
Pequeño a preescolar ( menor de 5 años)
A esta edad los niños no perciben la diferencia entre una gripe y una enfermedad seria como el cáncer. La explicación que les des no debe ser complicada, pero sí muy sincera. Diles que habrá momentos en los que mamá estará cansada para jugar y que también será necesario tener cuidado con juegos bruscos, siempre recordándoles lo mucho que los quieres y lo importante que es su ayuda para que todo salga bien. Si te hospitalizan, haz los arreglos necesarios para que un amigo o familiar se quede a cuidarlos. Habla con tus hijos, asegúrales que pronto vas a regresar a casa, y que piensas en ellos cuando estás lejos.
Edad escolar (6 – 11 años)
No los presiones o preocupes con demasiada información, pues es probable que se sientan responsables de tu enfermedad. Si es así, asegúrales que ellos no hicieron o dijeron nada que pudiera provocarla. Tus hijos pueden mostrar pérdida de apetito, insomnio o bajo rendimiento escolar, no es algo que deba alarmarte, ya que quizás es su forma de hacerte saber que están contigo.
Este período es sumamente difícil por los cambios emocionales propios de los jóvenes. Les resulta difícil entender la situación y demostrar sus sentimientos o pensamientos. Es probable que se muestren reacios a hablar contigo porque no saben cómo enfrentar tu enfermedad. Si el diálogo es imposible, recomiéndales que platiquen con alguien de su confianza, aunque no sea un familiar.
Edad Adulta
Es posible encontrar mayor apoyo en tus hijos adultos, ya que pueden ayudarte a realizar actividades diarias del hogar. Además entienden mejor la situación porque su madurez les permite comprender lo que pasa. Si tus hijos no viven contigo, tal vez puedan acompañarte a tus citas con los médicos y a tus tratamientos.
No interpretes apresuradamente las reacciones de tus hijos y de tus familiares. Recuerda que ellos son un gran apoyo para ti por una razón muy simple: así como ellos son lo más importante en tu vida, tú lo eres en la de ellos. Organiza las labores domésticas para que todos colaboren. Si tus hijos son pequeños y no pueden apoyarte, pide ayuda a tus familiares y amigos. No trates de hacerlo todo tu sola.
La familia es un pilar muy importante al momento de enfrentarse al cáncer, por lo que es esencial que todos los miembros de ella busquen la manera de adaptarse a estos cambios de vida.
Recuerda compartir esta información con los que más quieres para que juntos cuidemos nuestra Salud.