Cuando pienso en razones para abrazar a mi madre aparecen muchas. ¿Cuáles se te ocurren a ti? Hoy te platico de algunas cuantas:
Pero, ¿qué razones tendría alguien para no hacerlo? Si hubiera acaso alguien que se mantenga firme en la idea de que no necesita abrazar a su madre quizás algunos argumentos como estos usaría.
1.- “Me tuvo porque no le quedó de otra”
El embarazo es una decisión poderosa y fuerte en cualquiera de las etapas de la vida de una mujer. Acompañada o sola, definitivamente no es cosa sencilla permitir que se transforme tu cuerpo sin tener la certeza de lo que pasara después de los 9 meses de espera, es confiar en la suerte y en ella misma de que las cosa tendrán un final feliz, a partir de ese momento se cambian jerarquías, prioridades, proyectos y en algunos casos se aplazan o se cambian sueños.
Así que por qué no aceptar la idea de que la decisión de tu madre no fue sencilla en sus inicios y la verdad nunca lo fue, ya que cuando aceptó su realidad se dio cuenta que tenía otra decisión importante: dejarte en libertad para crecer, independizarte y volar. Así que ahora tú decide, y abraza.
2.- Porque me conecta con mí ser interior, cuando en realidad me hizo ver mi suerte.
¿Por qué no abrazar? Algunos dirán que tendrán que buscar, desde lo más superficial a lo más profundo, a un ser con el cual conectarse y que no necesariamente tenga lazos consanguíneos, pero lo cierto es que las neuronas y células de nuestro cuerpo se conectan desde que salimos del vientre para responder a la mínima caricia auditiva, olfativa, táctil o gustativa.
Muchos de nosotros cuando vimos la película de Disney “ratatiu” quedamos más que identificados con la escena de ese ser sombrío, triste y desalmado del crítico de restaurantes, cuando se transporta con un bocado a su infancia y a la caricia de estar de nuevo en el hogar, ¿qué te transmitió?
Ahora pregúntate, ¿qué tal un café o un desayuno en casa de la abuela o de mamá? A alguna vez ¿has logrado transportarte a ese lugar? donde el tiempo se detiene y sólo te hace decir: “Me conecto con mi ser interior, viajo hasta lo más íntimo de mi ser, algunos dirían hasta el vientre en el que me concibieron y donde me alimenté”.
El viaje a nuestro interior nos permite integrarnos en las personas que somos, le da sentido y equilibrio a nuestro ser, y sobre todo, nos permite rescatar nuestra esencia.
3.- “Era su tarea para perpetuar la especie, así tenía que ser”
Sabes todo tiene un origen. Evitar abrazar a nuestra madre es no abrazarse a mí mismo, es perder el radar afectivo. Ella es el contacto con el mundo exterior desde un inicio, es quien construye puentes para que pueda llagar del otro lado del rio, ya sea con información, reprimendas, advertencias, reclamos, chantajes, ruegos, oraciones.
Ella de la mano, apurándonos, empujándonos o cargándonos, es quien nos integra al universo existente, al mundo conocido y desconocido, nos conecta con el todo, con la madre tierra, la madre naturaleza, con la vida misma.
Sin importar cuan equivocada este en hacer lo que hace, la madre está siempre en la espera sin tener certeza de lo que sucederá después de la espera. Tal parece que esta es parte de su condición, estar para escuchar, estar para aconsejar, estar para corregir, estar para alentar, estar para abrazar y fundirse como en un pasado quizás aún no muy lejano para ella y llevarte a ese sitio seguro, caído y sereno de su vientre.
Pueden existir demasiadas razones, sin embargo, no pierdas la oportunidad ¡vívela! Y abraza a mamá, no sólo en su cumpleaños o en día de las madres, hazlo hoy, en este momento verás que no te arrepentirás.