La Programación Neurolingüística (PNL) es una disciplina que ayuda a cambiar la experiencia subjetiva de la persona, su interpretación de la realidad y su mapa del mundo. Un mundo configurado por nuestra programación, tanto de procedencia familiar como social y en donde existen estímulos externos que no todas las personas saben enfrentar usando sus recursos internos para evitar ser manipulado por el entorno.
Nuestra programación viene dada por las palabras que configuran nuestras experiencias. Así, los que se denominan fumadores, tienen etiquetado el tabaco como placer, mientras que los no fumadores lo califican como veneno, vicio, adicción, droga dura, enfermedad y muerte. A nuestro cerebro le dan igual las etiquetas simplemente obedece órdenes, las cuales mediante la continua repetición, se convierten en hábitos.
Si tu intención es dejar de fumar, a continuación te compartimos algunas técnicas que ayudarán a que tu cerebro responda rápidamente a las instrucciones que recibe.
Deja de autodefinirte como “soy fumador/a”
En su lugar di “suelo fumar cuando me apetece”. Esto se debe a que la forma de etiquetarnos con el uso del verbo “ser” afecta directamente a nuestro nivel de identidad, uno de los más elevados entre nuestros niveles neurológicos. Hay que usar este verbo acompañado por calificativos positivos y estimulantes. Por ejemplo: soy perfecto, soy maravilloso, soy único e irrepetible, soy una gran persona, soy un ser consciente.
Lo único que un fumador no podrá nunca decir es “soy libre” ya que éste es el más grande de los placeres que el tabaco le impide saborear.
Desenmascara al auto saboteador
Pensar y repetir lo anterior, tomando conciencia de lo siguiente: “soy maravilloso y un ser humano diferente, aunque hay una parte de mí que fuma… de momento.” “Soy único y fantástico, y a ese “yo” que fuma le queda poco tiempo de seguir esclavizándome”. ¡La imaginación al poder! y si lo que haces no funciona, haz cualquier otra cosa (premisa básica de la PNL). Elige las frases más poderosas y positivas que se te ocurran, ya que el cerebro reacciona mejor ante lo nuevo y llamativo.
Libérate
“Asumo mi autentica identidad”, “no necesito fumar, ni someter mi libertad a nada externo”, mientras repites estas frases, respira como si estuvieses fumando, al hacerlo, te das mentalmente las nuevas instrucciones. Toma varias respiraciones muy profundas, como saboreando el nuevo placer de empezar a reconectar con tu verdadero yo, el cual irá desplazando a ese falso “ego” social-externo que no eres.
Imagina
Tómate unos minutos y crea una imagen mental acorde con tus nuevas afirmaciones de identidad. Esta imagen es la de tu ser interior, quien eres tú en realidad, la persona perfecta y maravillosa que nació sin ningún vicio ni adicción, una persona llena de recursos, fuerte, valiente, decidida, segura, sana y feliz que hace lo mejor que sabe, y que no necesita fumar porque se quiere y se respeta. Piensa que todos esos recursos nacieron contigo, los hayas o no desarrollado, porque forman parte intrínseca del ser humano, aunque no te lo hayan enseñado así o no lo hayas podido comprobar todavía, pero tu espíritu sí que lo reconocerá.
En esa imagen tienes que estar tú solo, de momento, de cuerpo entero, sonriente, alegre feliz y sano. Procura que sea una imagen con mucho brillo, con colores fantásticos, los que más te gusten, nítida, clara, estando tú como figura central. Puedes ponerle un entorno atractivo y un bonito marco. Puedes añadirle una música que te motive o unos sonidos que te gusten mucho. Al mismo tiempo, elige una palabra que signifique para ti tu “yo puedo”, “yo soy yo”, “yo valgo”, “yo merezco”, “soy diferente”, “adelante”.
Cree en ti
Mantén firme tu creencia en que va a funcionar, tu creencia en el poder de la mente, que es el mismo que te ha mantenido vivo inconscientemente hasta ahora: tu mente biológica. Vamos pues a hablar con ella en su propio lenguaje, el analógico.
Para hacerlo sigue estos pasos:
Cierra los ojos, y recuerda lo que haces para iniciar el gesto de fumar. ¡Cuidado! evita verte fumando, y recuerda lo primero que haces: buscar los cigarrillos, abrir el paquete, encender un cerillo… detén esa imagen como una foto fija, para que puedas darte cuenta de todos los detalles que ocurren antes de que tu mano lleve el cigarrillo a tus labios.
Ahora, sobre esa imagen mental, haz que la otra imagen motivadora, que creaste anteriormente, aparezca delante, entre tú y la otra imagen, y ocupe toda tu pantalla mental, mientras dices en voz alta la palabra elegida y respiras profundamente.
Haz ese proceso lo más rápido que puedas, cada vez más rápido, pero siempre iniciando el proceso de la misma forma.
La imagen motivadora se quedará fija en tu mente, y verás cómo la otra imagen cada vez se va volviendo más pequeña y oscura hasta desaparecer. Recuerda que el proceso siempre ha de hacerse en ese mismo orden y nunca al revés.
Todo lo aprendemos por repetición. La primera vez a nadie le gusta fumar, sólo que su “razón” para hacerlo le incita a repetirlo hasta que se acostumbra. Lo mismo con ciertos sabores, comidas y actitudes, luego sabemos cómo hacemos para aprender. Ahora estás usando ese mismo proceso para aprender otro hábito, pero éste no es destructivo sino saludable y beneficioso para tu Salud y la de los demás. Es el primer paso para recuperar tu libertad, el don más preciado del ser humano: tu libre albedrío.
Repite el proceso muchas veces, hasta que se convierta en algo automático que puedas hacer con los ojos abiertos y será en ese momento cuando se haya convertido en un pensamiento, se hará cada vez más fácil y automático, hasta pasar a tu sistema de creencias, ese es el proceso de la mente humana: pensamiento-palabra-acción. Si quieres, puedes. No hay nada ni nadie que te lo impida, y recuerda:
“Vigila tus Pensamientos; se convierten en tus Palabras
Vigila tus Palabras; se convierten en tus Acciones.
Vigila tus Acciones; se convierten en tus Hábitos.
Vigila tus Hábitos; se convierten en tu Carácter
Vigila tu Carácter; se convierte en tu Destino”.