Hoy en día mucho se habla sobre la eficacia que ciertas pastillas “para adelgazar” tienen en nuestro organismo, pero en realidad ¿qué tan efectivas son? Existen en el mercado una gran variedad de pastillas para adelgazar que pueden traer efectos secundarios y no ser seguras para la salud. Eventualmente, después de un tratamiento reductivo con pastillas adelgazantes, viene el famoso efecto “rebote”, el cual puede perjudicar aún más al paciente, traer una mayor ganancia de peso del que se perdió durante el tratamiento y causar problemas de salud que, en algunos casos, son irreversibles.
Las consecuencias que causa el consumo de estos productos “milagro” son las siguientes:
- Diarreas
- Difícil control de las evacuaciones
- Heces grasosas
- Mala absorción y deficiencias de vitaminas
- Malestar y dolor al evacuar
- Malestar abdominal
- Flatulencias
Al terminar el tratamiento de pastillas adelgazantes que inhiben la absorción de grasa, el rebote es inminente ya que al momento de dejarlas, el cuerpo responde absorbiendo un porcentaje mayor de grasa y provocando un aumento de peso igual o mayor a lo ya perdido. Otro de los fármacos para el control de peso que existen son los supresores del apetito, los cuales actúan directamente con procesos metabólicos y hormonales para saciar a la persona. Dicho supresores también causan consecuencias negativas en el organismo. Los supresores del apetito actúan de inmediato sobre la saciedad temprana de los pacientes y los lleva a comer menos de lo habitual. Lo negativo de estos fármacos es que pueden llegar a hacer lento el metabolismo, y por consecuencia, el organismo no quemaría grasa de manera normal y no permitiría bajar de peso o lo volvería un proceso más lento.
Llevemos una alimentación balanceada
En la actualidad no hay un alimento en específico que nos ayude a mantener o cuidar nuestro peso. El conjunto de alimentos es lo que logra un buen y óptimo funcionamiento del organismo, por consecuencia un metabolismo saludable y con esto mantener un peso saludable. Lo importante es preferir alimentos naturales y no procesados, como las frutas y verduras frescas y carnes magras. Asimismo, evitar los alimentos muy azucarados, con mucho sodio y alto contenido de grasa, por ejemplo: postres, galletas, sodas, empanizados, comida frita y comida rápida. Para lograr llevar una alimentación balanceada es importante tener un médico de cabecera. Busquemos un nutriólogo de cabecera que nos brinde apoyo y asesoría nutricional. Él se encargará de ayudarnos a cumplir los objetivos y metas que nos hemos propuesto con el objetivo de mantener un peso ideal. Comparte esta información con amigos y familiares y recuerda que antes de ingerir pastillas para adelgazar o cualquier “producto milagro” es importante consultarlo con tu médico y conocer que consecuencias pueden traer para tu salud.