Se conoce como hematoma subdural a la acumulación anormal de sangre entre el cerebro y su cubierta más externa, llamada duramadre que es la envoltura más externa y fuerte del cerebro. Cuando esta sangre se acumula en unas pocas horas o días se denomina hematoma subdural agudo y, si han pasado semanas para su diagnóstico, se conoce como hematoma subdural crónico. Este tipo de hematoma generalmente se presenta en las personas de la tercera edad y pueden tener un volumen de hasta 200 mililitros o más dentro de este espacio subdural y poner en peligro la vida si no se diagnostican y se opera a tiempo, por eso es importante saber de la existencia de este problema médico.
Las personas mayores de 50 años tienen cierto grado de atrofia del cerebro por el proceso normal de envejecimiento, situación que producirá una disminución del volumen cerebral dentro del cráneo y permite la formación del espacio entre la superficie del cerebro y la parte interna de los huesos del cráneo, donde normalmente solo hay líquido cerebroespinal y unas venas conocidas como venas puente. Cuando estas venas se rompen generan una hemorragia, que va a crecer con el paso de las semanas para formar el hematoma subdural crónico.
En las personas mayores estas venas puentes pueden romperse por golpes que, en teoría, “no debieran tener consecuencias”, como cuando alguien se golpea la cabeza con una puerta o una ventana al abrirla, se resbala en el baño o se cae de su propia altura aunque no se golpee la cabeza, o bien, cuando la persona atraviesa por un acceso fuerte de tos, viaja en tren o en auto y pasa un tope sin detenerse, o el camino está muy irregular y el transporte en el que viaja se mueve mucho y sobre todo si son pacientes que toman medicamentos como la aspirina a dosis bajas, acenocumarina o clopidogrel.
Es importante mencionar que las personas mayores tienen angioesclerosis, esta condición es cuando los vasos sanguíneos tienen sus paredes endurecidas y no hacen vasoespasmo (cierre de las paredes internas) para disminuir y/o detener la pérdida de sangre, por lo tanto, debido al tamaño tan pequeño de las venas, se presenta una hemorragia en escasa cantidad que no se detiene y continúa hasta ser lo suficientemente grande para dar síntomas al comprimir y desplazar la superficie del cerebro ya que el hueso no va a tener alteraciones. Asimismo, la sangre acumulada en el espacio subdural tiene gran cantidad de proteínas que producen desplazamiento de agua hacia el interior del hematoma y hace que siga creciendo y que se rompan otras venas puentes que hace crecer aún más el hematoma.
Posterior al golpe o a la sacudida de la cabeza, el paciente puede llegar a tener un poco de dolor de cabeza o mareo que va a desaparecer con el paso de los días. Si han pasado semanas, las personas pueden tener alteraciones en el comportamiento y se llega a confundir con un cuadro de esquizofrenia aguda. Otras personas pueden presentar debilidad progresiva de la fuerza de un lado del cuerpo que incluye el brazo y/o la pierna, también problemas para hablar. Algunas pueden empezar a quedarse dormidos y tener problemas para despertar. Puede confundirse con un cuadro de enfermedad vascular cerebral de tipo oclusivo (es decir, una embolia cerebral).
Se debe sospechar en cualquier persona de la tercera edad que haya tenido una caída o una sacudida de la cabeza por un accidente de auto y presentó mareo o dolor de cabeza. Las personas que toman aspirina a dosis bajas, acenocumarina o clopidogrel tienen un riesgo más alto de desarrollar un hematoma subdural crónico, incluso con crisis fuertes de tos o al hacer esfuerzos físicos como mover muebles u objetos pesados.
Si un paciente de la tercera edad sufre una caída y se acompañó de un golpe en la cabeza o la cara, se debe realizar ese mismo día la tomografía de cráneo simple. También si tuvo un accidente de auto “sin consecuencias” o tuvo una caída “leve” y está tomando los medicamentos ya mencionados se le debe solicitar la tomografía de cráneo simple. Asimismo, para todo paciente de la tercera edad atropellado, aunque no tenga golpes en la cabeza, se recomienda realizarse la tomografía de cráneo. Aunque la tomografía inicialmente no demuestre nada y se reporte como normal, no deben confiarse, ese es el peor error en el que se puede incurrir, ya que el término “crónico” significa que tarda en formarse, por lo tanto, la tomografía deberá repetirse dos o tres semanas después para descartar el hematoma subdural crónico y poder decirle al paciente que no hay riesgo y puede hacer su vida normal.
Si en la tomografía de cráneo simple se observa que el hematoma no es grande y no produce alteraciones significativas en el tejido cerebral, así como tampoco produce molestias, se puede mantener al paciente en reposo y darle medicamentos que pueden hacer que se reabsorba el hematoma y resolverse sin cirugía. Por otro lado, si el hematoma está produciendo síntomas y/o produce mucha compresión al tejido cerebral, se debe realizar cirugía para evacuarlo con el propósito de evitar daño permanente al cerebro o incluso llegue a producirle la muerte.