Beverly Raphael, experto en el tema de primeros auxilios psicológicos, menciona en su libro “Cuando un Desastre Ataca”, que en las horas siguientes a una tragedia, al menos, el 25 por ciento de la población reaccionará sorprendida, aturdida, apática y errante; condición que se denomina Síndrome del Sufrimiento del Desastre. Esto es particularmente cierto cuando el impacto ha sido repentino y devastador.
Un trauma se entiende como un impacto o daño causado por un evento severamente estresante, no obstante, la definición se ha extendido y un evento traumático también puede derivarse por un estrés excesivo que supera las capacidades individuales de adaptación o de integración de las emociones involucradas en la experiencia.
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Este tipo de acontecimientos son inherentes a nuestra existencia y ninguna persona, bajo circunstancia alguna, estará libre de atravesar, por lo menos, a una situación que sacuda sus cimientos y exija elaborar estrategias para sobrellevarlo. Debido a la interacción de factores externos e internos, los resultados pueden variar de tal manera que no todas las personas que atraviesan por un evento potencialmente traumático desarrollarán consecuencias negativas.
Una de las secuelas negativas que pueden llegar a presentarse corresponde al Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), esta condición comenzó a llamar la atención de los servicios de Salud durante la década de los 70, luego de notar las consecuencias devastadoras en los sobrevivientes (especialmente soldados) de las guerras.
Las investigaciones han demostrado que los conflictos armados no son la única causa de estos trastornos, pues eventos de la vida propia o de alguien más donde hay un daño potencial a la integridad física pueden generar esta sintomatología. Por ejemplo, la oleada de violencia en México trajo consigo un incremento considerable en la prevalencia de los trastornos relacionados al estrés, como lo son el trastorno por estrés agudo y el TEPT, entre otros.
¿Cómo diagnosticarlo?
El diagnóstico debe elaborarse a través de una investigación cuidadosa de los síntomas y sus posibles causas, de ahí que un médico, conocedor y especializado en el tema, sea el más indicado para realizar la entrevista y ofrecer las alternativas terapéuticas.
¿Qué síntomas existen?
El antecedente de trauma se acompaña durante los meses siguientes del evento por una serie de síntomas como:
- El recuerdo incesante del evento a través de imágenes, sueños, pesadillas, flashbacks.
- La evasión o aislamiento, indiferencia y aplanamiento afectivo.
- La hipervigilancia, que suele presentarse a través de fallas de concentración, reacciones de sobresaltos e irritabilidad.
- La negatividad, que se manifiesta en culpa, desinterés y una idea incierta del futuro.
Pese a que los síntomas pueden ser molestos, el pronóstico de recuperación tiende a ser favorable cuando se detecta con oportunidad y se trabaja, de manera integral, en la rehabilitación, a través de sesiones de psicoterapia y farmacoterapia orientadas a disminuir la excitabilidad y finalizar la adaptación a los cambios sufridos tras el evento traumático. Recuerda que lo importante es acudir a tu médico y así mantener tu salud mental en buen estado.