La planeación de los cuidados que brindaremos a nuestro pequeño bebé debe iniciar desde el momento mismo que nos enteramos del embarazo. Son muchos los detalles que cuidamos y las cosas que compramos como la cuna, la carriola, el portabebé, las colchitas, los pañales, la ropita y mil cosas más. Sin embargo, los aspectos más importantes de la maternidad implican la preparación de los nuevos padres ante los retos que esta nueva experiencia trae consigo.
“Una de las decisiones más importantes que como madre deberás tomar es el tipo de alimentación que darás a tu bebé.”
Los beneficios de la alimentación con leche materna son bien conocidos y superan por mucho el valor nutrimental de cualquier fórmula del mercado ya que se adaptan y cambian en calidad y cantidad, de acuerdo a las necesidades del bebé. Ante el mito de que algunas madres no producen buena leche materna, o que la leche refrigerada pierde propiedades, hay una expresión popular que dice: “la peor leche materna siempre será mejor que cualquier leche artificial”, y estoy de acuerdo con ella.
La leche materna tiene factores que protegen al bebé contra las enfermedades más peligrosas en la infancia: diarrea y neumonía. La leche materna brinda además protección contra asma y dermatitis atópica. Alimentar a nuestro bebé con leche materna deja en su organismo una memoria que evitará que padezca diabetes y obesidad en la vida adulta. Un estudio reciente demuestra que los bebés amamantados de manera exclusiva por cuatro meses o más tendrán menos problemas de conducta y mejor autoestima.
Tu bebé empezará a producir sus propios anticuerpos hasta que cumpla seis meses de vida y el esquema básico de vacunación se completa también hasta los seis meses, así que antes de ese tiempo su mejor y única protección contra las enfermedades serán los anticuerpos que tú le pasas en tu leche materna y que no encontrarás en ninguna fórmula láctea.
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La leche materna no pierde propiedades nutritivas a los 6 meses, ni al año, de hecho en esta etapa es cuando más ácidos grasos contiene y estos son muy necesarios para el óptimo desarrollo del sistema nervioso de nuestros hijos. Algunos estudios científicos sugieren que por esta razón los lactantes mayores que continúan amamantados después del año tienen un mayor coeficiente intelectual.
La Organización Mundial de la Salud recomienda amamantar de forma exclusiva por seis meses, y continuar hasta los dos años o más complementando con alimentos sólidos, los cuales no deberán iniciarse antes de los seis meses de edad ya que predispone a que nuestro hijo padezca obesidad o algún otro tipo de malnutrición.
No tengas miedo de amamantar a tu bebé por más de un año, la formación del vínculo del apego inicia desde antes del nacimiento y termina de establecerse alrededor de los 18 meses de edad. No se malcría a un niño por amamantarlo por mucho tiempo, está comprobado que estos bebés son más sociables, independientes y con muy buena autoestima ya que han formado un apego seguro con su madre.
Aunque la lactancia materna no es lo único que forma un apego seguro, es una herramienta fundamental en su desarrollo. Es por ello que cuando se decide amamantar hay que hacerlo desde el corazón, no solo porque es económico, o porque los doctores dicen que es lo mejor. Recuerda que hay que amamantar con calidad y ello implica estar convencidas de nuestra decisión, amamantar a libre demanda y permitir el destete natural que será en el momento en que nuestro hijo esté emocionalmente listo.
La lactancia materna no es solo alimentación nutritiva, es una herramienta esencial del desarrollo humano, es la continuación de la vida después del parto. Pide asesoría a tu pediatra y ginecólogo oportunamente ya que la primera hora de tu bebé será fundamental para iniciar el contacto piel con piel y el amamantamiento.
Acércate a los grupos de apoyo desde antes del nacimiento ya que te ayudarán a resolver las dudas, inquietudes, a manejar emociones naturales después del nacimiento de tu bebé y sobre todo podrás observar como otras madres amamantan a sus bebés, ¡lo cual facilitara tu propia experiencia!
Amamantar es una experiencia gratificante para toda la familia. Un bebé sano permite que la mamá se sienta feliz y mantenga una sana relación con el papá y el resto de la familia.
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