1 de cada 8 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, este es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres en el mundo. Un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden cambiar estas cifras.
Más allá de los números, hablar de cáncer de mama es hablar de la fuerza de miles de mujeres que luchan todos los días para recuperar su salud tras ser diagnosticadas con esta enfermedad.
Como Mónica de 44 años y Lilia de 65, quienes fueron diagnosticadas en etapa temprana durante su chequeo anual en CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad. Recibir esta noticia fue difícil para ambas, pero sin dejar pasar más tiempo decidieron que seguir las indicaciones de sus médicos y luchar por su vida era la única opción tenían.
El tiempo de espera de sus resultados después de la biopsia se sintió eterno para Mónica, pues el temor a que fuera cáncer alargaba los días. Finalmente, el diagnóstico llegó, su tumor medía 7mm, estaba encapsulado y se ubicaba en solo una de las mamas, lo que le ofrecía una alta posibilidad de recuperarse.
Su gran motor para salir adelante durante esta lucha fue su hijo, quien le dio la motivación que necesitaba cuando el ánimo se iba a los suelos. El apoyo que recibió por parte de sus compañeros de trabajo y el equipo médico que llevó su caso, fueron clave para saber cuál sería el siguiente paso en su tratamiento y a sentirse más segura.
Para Lilia la noticia también fue inesperada; no había síntomas, su tumoración era muy pequeña, sin embargo, el cáncer estaba ahí y era momento de hacerle frente. Su amor por la vida fue el motivo principal para pelear esta batalla. Recuerda a todo el personal médico que la atendió con cariño por ser tan amables, por ser excelentes y siempre muy considerados.
Para Mónica su premisa era “quiero vivir, quiero aprovechar el tiempo lo más que pueda”; igual que para Lilia la única respuesta al motivo de luchar y seguir adelante: “Pues por la vida, ¿no?”
Mónica y Lilia se sometieron a cirugías y tratamientos de quimioterapia y radioterapia que resultaron extenuantes para su cuerpo y en muchas ocasiones para su ánimo. Los malestares generales y la pérdida de cabello fueron solo algunas de las pruebas que tuvieron que afrontar, siempre con una actitud positiva y con la esperanza de que los resultados finales serían favorables para su salud, y así fueron.
Actualmente Mónica tiene 4 años de remisión y lleva un control cada 3 meses para asegurarse de que su salud está en perfecto estado, pronto pasará a la siguiente etapa y podrán ser chequeos anuales de rutina.
“No veo otra manera que hacerte los estudios para detectar a tiempo el cáncer de mama. Creo que eso va a marcar mucho la diferencia entre tener un buen resultado a uno muy avanzado”, comenta Mónica.
Lilia fue detectada en el año 2013 y tiene 10 años libre de cáncer después de su tratamiento. Hoy en día, solo se practica su revisión cada año para estar segura de que todo sigue bajo control.
“No lo dejen pasar, aunque sean pesados los tratamientos. Sigan luchando y yo creo que lo más importante es que sigan luchando por ellas mismas”, menciona Lilia.
En diferentes tiempos y a diferentes edades, la prevención y una atención oportuna fue lo que hizo la diferencia en la recuperación de Mónica y Lilia.
“Aunque no sientas nada, aunque no tengas nada que te haga sospechar, hazte tu examen de rutina. Y si llega a detectarse alguna anormalidad, seguirle y seguirle, ni qué miedo ni qué nada. ¡Adelante! porque ahí va tu vida. Y es lo más valioso para un ser humano”, finaliza Lilia.